viernes, 6 de junio de 2014

Responsabilidades

  Hay veces en las que uno no sabe en que pensar, hacia donde mirar para que la simple visión de la realidad no le afecte. Esta mañana, mientras venía a eso de las ocho y media camino de la radio, en una de las calles principales, en la que normalmente hay dos personas pidiendo limosna, hoy había cuatro. Un fiel reflejo de que la macroeconomía incide directamente en la mejoría de la población. Úbeda no es una ciudad muy grande, apenas 47000 habitantes y , aunque hay una alta tasa de paro, no es frecuente ver a gente pidiendo por las calles, y los pocos que piden son ya gente conocida, no pasa como en las grandes ciudades en la que los mendigos pasan desapercibidos entre las muchedumbres de gente anónima. Es por eso que cuando ves a gente nueva que tiene que recurrir a la caridad de los viandantes no puedes por menos que fijarte en ellos...

  Depende de la empatía que tenga uno puede sentir más o menos, puede sentir quizá tristeza, quizá pena, quizá lástima...pero casi nunca sentimos responsabilidad, porque nadie piensa que él a título individual sea responsable de nada, y menos si también está viviendo una situación delicada. Mientras caminaba hoy, de fondo, he visto a un nuevo hombre sentado, recostado contra la pared, con las piernas encogidas y un cartel de cartón  a su lado. Conforme me he ido acercando he podido comprobar que no se trataba de un hombre, se trataba de un niño, un chaval muy joven que luego, según he podido leer en el cartel, tenía 19 años. Desarrapado, con aspecto sucio, desaliñado y ojeroso pedía ayuda para poder comer. Unos metros más allá  se encontraba otro hombre, que bien podría ser su padre, con otro cartel de cartón al lado en el que se podía leer "sin su ayuda hoy no podré comer".

Intentando sacudir la aletargada sensibilidad de la gente pretendían conseguir unas monedas...pero la mayoría de los que a esas horas caminábamos por la calle mirábamos para otro lado, agachábamos la cabeza, desviábamos la vista e intentábamos pensar en otra cosa, mantener dormida la conciencia, amordazarla. Que triste la situación, que triste que se den estas situaciones, que triste que los ignoremos de esta manera. ¿Que culpa tendrán  ese chaval y su padre?.Me atrevo a afirmar que, seguramente, muy poca .Su historia será para escucharla y más allá de la agenda política cotidiana podíamos acercar los micrófonos a estas personas. Situaciones estas que no deberían ser normales, pero que hace ya mucho, desgraciadamente,  se normalizaron. Personas a las que se les debería de prestar ayudas, a cuya disposición se debían habilitar determinados servicios básicos. Yo siento culpa. Me pregunto que sentirá un "responsable" político que tenga realmente...Responsabilidades. Quizá esto sea algo nimio, una anécdota, de entre muchas, pero es que que esto solo represente una anécdota supone un verdadero problema.

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