martes, 3 de diciembre de 2013

La competencia del oro líquido (Artículo sugerido)

  Tenía previsto escribir hoy sobre el tratamiento que damos en los medios a determinadas informaciones sensibles, de la ética informativa y del morbo  llamativo que generan en una gran parte de la población esas informaciones. Sobre  todo esto, relacionado con la reciente excarcelación de determinados  presos, escribiré el próximo día. En la radio pedía  a los oyentes sugerencias, participación e interacción. También los acepto de cara a los artículos que escribo a diario y mi compañero y amigo José Luís Urgel me pidió que escribiese sobre el oro líquido.

   El aceite es el bien estrella de la provincia de la que provengo  y a la que, conjuntamente con Granada, pertenezco. Un porcentaje  enorme del aceite que se produce mundialmente proviene del mar de olivos de Jaén. Equipo de investigación, un programa de la sexta, elaboró hace unos días un reportaje en el que se mostraba como tanto chinos, como marroquíes estaban también exportando aceite...Pero las etiquetas no coincidían exactamente con el producto. El el reportaje se veía en que pésimas condiciones elaboraban el aceite en los citados lugares, y como la vendían a precios, claro, más competitivos, dado que el gasto en mantenimiento, mano de obra e infraestructuras...en general los costes de producción son infinitamente más baratos. O como en Italia, nos compran aceite y la “estilizan”, como ellos son y en lo que nosotros siempre hemos fallado, La envasan en botellas bastante más elegantes y la venden a más del doble del precio que la compraron. Es para indignarse, por supuesto. Pero esto, no solo pasa en este sector, es extrapolable a otros muchos. En el negocio, siempre que se haga dinero, lo demás pasa a un plano secundario, en el negocio el más tonto el último…y ni sanidad o higiene, mi normas, ni honradez, ni protocolo, ni derechos, ni compromiso, ni perjuicios colectivos…nada de esto importa nada a quien se puede forrar a base de hacer  mal las cosas. “Pero aquí también hay quien compra aceite exterior y no se hace nada, es que somos tontos” me decía José Luís…Volvemos a lo de antes, en el salvaje mundo de la competencia, de los precios y del mercado, si que no existe el  patriotismo. Y en este aspecto que tanto inquieta y con razón, a los sufridos aceituneros, el gobierno podría hacer más, por supuesto.  Centrándose en la competencia, fomentando  el consumo del producto interior, pero siempre sujetos como están a la política agraria comunitaria, que otorga subvenciones (en el olivar, ya desligadas de la producción en un 93,61%), que impone aranceles a los productos exteriores, que compensa pérdidas.


  Jaén, caracterizada por esos paisajes de olivos(que desde la lejanía se añoran), que vive en una parte importante gracias al aceite. Una actividad que, como vecero es el olivo, causa alegrías y penas a años alternos. Una tierra de sufridos agricultores, de aceituneros altivos, como decía Miguel Hernández. (No todo me gusta de los olivareros, ojo, que también podría contar como talan encinares para extender su superficie de cultivo).La tierra del oro líquido, que como mostró hace tres días el programa de la sexta, equipo de investigación también sufre sus golpes y las injusticias de la competencia.