viernes, 8 de noviembre de 2013

Animales

    Solemos llamar animales a aquellos que llevan a cabo actos brutales, salvajes, desmesurados. Usamos el término animales, por ejemplo, para denominar a los mossos d´escuadra que mataron a golpes a un ciudadano en Barcelona hace algo más de un mes. Porque se excedieron, se extralimitaron, abusaron, fueron irresponsables, insensibles, injustos, incorrectos...Pero ¿por qué animales? Yo  quisiera ser civilizado como los animales, decía en su canción Roberto Carlos. Ya quisieran aquellos que meten sus hocicos entre billetes que no les corresponden ser tan benignos, tan honrados como los cerdos. Ya quisieran ser los citados Mossos tan honestos, humildes…como los burros, con los que se les ha llegado a comparar. Los animales van a tener que cambiar de imagen en el ideario colectivo, o simplemente en nuestro uso de la lengua, porque quizá ahora ellos no sean otra cosa que un modelo en muchos aspectos.
       
       Parece que la actual coyuntura oculta muchas realidades que siguen estando ahí y que no deberían tampoco pasar desapercibidas, sobre las que, creo, también deberíamos hablar. Había quien decía, Gandhi, por ejemplo y con toda la razón, que la humanidad se podía medir y ver reflejada en la manera en que trataran a los animales. Marc Bekoff dijo que el hecho de que los demás animales sean diferentes a nosotros no significa que sean menos que nosotros. A día de hoy, sin embargo, permitimos que se practique con los animales  para ensayar los efectos de los nuevos medicamentos (que pueden ser letales), mientras malviven en oscuros laboratorios; Permitimos las granjas de explotación intensiva en la que los animales, hacinados sufren, en unas condiciones, para muchos, impensables. Los utilizamos en circos como se utilizan los malabares, para divertir, obligándoles a hacer cualquier cosa, para la que se les ha entrenado a base de latigazos. Se sigue haciendo negocio con  las pieles de determinados animales en peligro para los codiciados abrigos de gente que protegerá del frío su cuerpo ,porque mente no tiene.Y sentimientos, menos


     Por si no quedaba claro el “nivel “de nuestro país en ya consabidos aspectos, ahora muestra su retraso también en este. La tauromaquia ha sido declarada este miércoles Patrimonio Cultural en toda España. El PP ha hecho valer de nuevo su mayoría absoluta para hacer involucionar al país. Con un trasfondo político y de revancha ante la prohibición de los toros es Cataluña pero con un marcado carácter ideológico se ve que el PP ha considerado que algo de máxima importancia blindar esta masacre. Proteger una aberración, sencilla y llanamente. Un acto vergonzoso en el que gente despreciable hace espectáculo, diversión y negocio de la tortura, la muerte, la agonía y el sufrimiento de un pobre animal .Un aplaudido asesinato a sangre fría (y sin cargo de consciencia) .Hay quien usa argumentos como el de que el toro se extinguiría sin corridas, fruto de creernos siempre por encima de los demás animales, pero el toro ya existían antes de que alguien decidiese que era divertido maltratarlos y torturarlos hasta la muerte. Hay quien defiende la tauromaquia por ser cultura, pero también era cultura ancestral lanzar a personas con cañones y lo es, en muchas partes del mundo la ablación femenina, y nadie aquí es capaz de defender. Hay que saber diferenciar entre cultura positiva y negativa. Se trata, una vez más, de aplicar un poquito de empatía

Una defensa de estos dantescos actos que  huele a rancio, que alimenta los “dichosos” estereotipos de los que luego tanto nos quejamos, y que da una imagen desfasada y cruel de los españoles cuando, en un país como el nuestro, existe un gran debate. ¿Se va a financiar con dinero público y a seguir dando con estos fondos subvenciones a la tortura? ¿Era esto una petición social, que beneficia a todos? Ya quisieran ser animales estas personas que han impulsado y apoyado esto. Sin duda, un patrimonio de la inhumanidad, del atraso y de la incultura.