Llevamos ya
un tiempo escuchando, viendo, leyendo, de vez en cuando, en los medios de
comunicación como diferentes colectivos protestan y reivindican respeto para nuestras costas. Los escrúpulos no existen cuando hay dinero de por medio , en este
caso poco importa que se degrade el medio ambiente. No les importó a los que se
forraron construyendo en espacios protegidos y no les importa a los que pretenden
realizar prospecciones en busca de yacimientos de petróleo en Baleares y Canarias. Hace más
de un año que el Gobierno autorizó a la compañía Capricon Spain Limited
permisos para realizar prospecciones sísmicas en el Golfo de Valencia y en
Ibiza .Un proyecto que tiene prevista su fecha de inicio este año y cuya zona de estudio, tal y como apuntan desde Ecologistas en acción, coincide con el corredor de migración de
cetáceos del Mediterráneo Norte y está solo a 11 kilómetros de las islas
Columbretes, ambas zonas de alto valor ecológico y declaradas como zona especialmente protegida de importancia para el Mediterráneo. En Canarias sucede
más de lo mismo, y la empresa que encabeza el proyecto es Repsol. El daño
ecológico ya ha sido estudiado y sería gravísimo. Les dejo el enlace de un
artículo de Ecologistas en acción en el que se explica detalladamente como
afectarían las prospecciones al ecosistema marino, a todos los elementos que lo componen. (https://www.ecologistasenaccion.org/article26139.html)
Hemos visto
imágenes de multitud de personas desnudas, protestando, pidiendo que no se
lleven a cabo estas prospecciones cuyos responsables no han tenido en cuenta
nada, más allá de sus oscuros intereses. En este caso, sin embargo, la
oposición frontal a los proyectos es unánime, masiva y conjunta. Y es que, unos por conciencia medioambiental,
otros por estética, otros porque en la pesca les va la vida, otros por las repercusiones negativas que
tendría sobre el turismo y la economía en general… han conseguido unirse para
decir No a buscar hidrocarburos en sus costas. Paulino Rivero, presidente de
Canarias, reta al gobierno y está
preparando un referéndum para sondear la opinión de la población insular, que
ya a primera vista, se prevé contraria. Más delicada, si cabe, es la situación
en Baleares donde José Manuel Soria, ministro de industria, energía y turismo, encuentra enfrente, no solo a los empresarios,
vecinos, activistas, pescadores, turistas….sino también a su compañero de
partido José Ramón Bauzá. Una descabellada locura en cuyas repercusiones,
algunos, ya por tradición ni han pensado. Y si lo han hecho les importa entre
poco y nada. Si no les importan las personas, ¿por qué se iban a ocupar de la degradación
del medio ambiente? Seguro que si no tuviese el impacto que tiene sobre el
turismo, uno de los pilares de nuestra economía, no habría tenido el tema ni la
mitad de repercusión. Las aves, los peces, los cetáceos, las tortugas y otras
especies que componen la rica biodiversidad que poseemos no estaban en el orden
del día de las reuniones que mantuvo el ejecutivo con las empresas petroleras.
Igual deberíamos contemplar el medio ambiente como un valor a conservar, a
proteger. Las empresas encargadas de las prospecciones y que posteriormente se beneficiarían
del posible hallazgo se escudan en que crearían empleo, en que sería una buena noticia
para nuestro país. Esconden lo que no les conviene, se desvían y pretenden
embaucarnos con tecnicismos y aluden a nuestro desconocimiento.
También las energías renovables crearían
empleo y seguro que no perjudicaban al medio de manera tan grave. En cuanto nos
descuidamos, ávidos depredadores aprovechan para, sin reparo, llenarse las
manos atentando contra el medio ambiente favorecidas por unos gobiernos
permisivos a los que esto del “medio ambiente” les importa menos, para los que “el
campo” no es más que un lugar para ir los fines de semana con la familia, pero
el dinero es el dinero, las influencias son las influencias y las donaciones
son las donaciones. Es más, si es necesario, se realizarán las leyes necesarias para que constructores, especuladores y esquilmadores puedan obrar sin restricciones. Se redactarán a su dictado, como ejemplo la última ley de costas de 2013. Como dato, el que apunta Greenpeace, En las últimas dos
décadas, la costa española ha perdido una superficie equivalente a ocho campos
de fútbol al día. Atentos!