jueves, 27 de febrero de 2014

El estado de la nación depende de los ojos que la contemplen

    El estado de la nación depende de los ojos que la contemplen De pequeño me mandaban hacer un ejercicio para intentar que mis problemas de vista se corrigieran de manera progresiva; Consistía en ponerme unas gafas que tenían un cristal tintado de rojo y otro de verde. Yo tiendo a ver doble y, a través de aquellas gafas, podía ver la realidad en rojo y en verde, dos imágenes. Yo debía esforzarme para, haciendo lo que mi oculista me decía, intentar unirlas para ver una sola imagen que ni fuese ni roja ni verde. Tenía que ver una sola realidad y de un color que resultaba de la mezcla de los dos anteriores. Ayer, en la cámara baja, los cristales de las gafas de los diputados eran blancos en uno, y negros en otro. No había escala de grises ni colores intermedios. El debate sobre el estado de la nación pretendía ser aburrido y repetitivo y cumplió sobradamente con sus expectativas. Quizá porque se planteó, como ya decían ayer Carlos E.Cue en El País o Iñaki Gabilondo en la cadena SER, como la antesala de las europeas. Puede que alguien que conozca la política de manual y desconociera la situación de la política que se practica a día de hoy pensara en este debate como una oportunidad para hablar, dialogar y debatir diversas propuestas y alternativas constructivas sobre cómo nos encontramos actualmente y encarar el futuro aportando entre las diferentes fuerzas políticas. Pero nada más lejos de la realidad, se planteó como un combate dialéctico en el que la autocrítica brilló por su ausencia .Cada uno contempló su realidad, como estaba previsto. 

    Para Rajoy esto ya estaría, se le veía francamente sorprendido porque nadie se lanzase a besarle los pies, ¡!nos ha sacado de la crisis! La prima de riesgo se mantiene en niveles muy dignos, los inversores internacionales confían en las empresas españolas, las exportaciones han aumentado, anuncia una tarifa plana de cien euros durante dos años de cotización a la seguridad social para aquellas que aumenten su plantilla con trabajadores con contrato indefinido, anunció que los que cobren menos de 12000 euros al año no pagaran el IRPF y hasta pretende promover un plan para la contratación de 1000 de los 93000 jóvenes que quieren y no pueden trabajar, sobre este tema Anibal Malvar hace una crítica deliciosa en su blog “Rosa y espinas”. Dio datos, muchos datos, por aquello de que asociamos las matemáticas con la veracidad. Lo decía Winston Churchill y lo recordaba Antón Losada en un artículo que recomiendo de Eldiario.es “los números convenientemente torturados expresan cuanto se quiera”. Una hora y media, exactamente lo mismo que el año pasado duró la primera intervención de Rajoy. Folios y más folios, datos y más datos que se acababan atragantando porque aunque el presidente diga que “de la prima de riesgo también se come” la gente normal no lo nota y no comprende el por qué de tanta euforia por muchos gráficos con líneas ascendentes que indiquen crecimiento. Pero eso es lo que él tenía para ofrecer. No habló del aborto, no habló de ETA, pasó de puntillas sobre el tema de la inmigración diciendo que Europa tiene que intervenir y ayudar, como paso de puntillas por el tema de la corrupción en el que no mencionó ningún caso. No varió en el tema de Cataluña, es un lio, pero como es inconstitucional pues ni consulta ni nada. Un discurso ensayado, frio, cerrado, pero muy optimista por su parte. Ojalá pudiésemos compartir su optimismo 


   Sinceramente el color de las gafas de los socialistas, más allá de que sean o no palabras huecas y de que luego lo cumplan, o no me gustó bastante más. Era una realidad más triste, pero era una realidad más real. Rubalcaba atacó asegurando que el gobierno siempre se pone del lado de los poderosos, se acordó de los parados (hay un millón más que cuando empezó la legislatura), de los pensionistas a los que les han congelado la pensión, de los enfermos crónicos que tienen que hacer frente al copago sanitario, de aquellos universitarios que se han quedado sin beca, de los alumnos que están en clases masificadas, de los enfermos que permanecen en los pasillos de los hospitales por falta de camas, de los dependientes que se han quedado sin ayuda, de los parados a los que Rajoy obliga a resignarse y contentarse con la mejoría de la prima de riesgo y el aumento de cursos de formación. Se acordó de la reforma laboral del gobierno que permite la explotación de los trabajadores “trabajar 8 horas por quinientos euros”, de la reforma educativa que pretende imponer la religión y un modelo casposo y trasnochado, de la ley mordaza para evitar a toda costa las protestas reprimiendo contundente y brutalmente a los manifestantes, de los abundantes casos de corrupción en el PP y de su pasividad ante ellos, de los derechos de las mujeres que se ven pisoteados con la ley del aborto de Gallardón y de aquellos que por la noche no pueden encender la luz, la calefacción o no tienen que llevarse a la boca ante la inacción de este gobierna. Todo lo que hacen, recortar derechos brutalmente es coherente, dijo Rubalcaba, porque ustedes son de derechas y están haciendo lo que siempre quisieron hacer pero nunca se atrevieron a plantear. Este segundo discurso parece más real, más sencillo, más cercano, más humano, menos raro, como ya cantara La Cabra Mecánica, pero el problema es que la gente tampoco lo cree, porque aunque haya que mirar al futuro el pasado no se olvida. Rajoy utilizó la losa del pasado para golpear a Rubalcaba y este, en muchas ocasiones se tuvo que callar. Ambos se agarraron a las encuestas que más le convenían.  Ambos tiraron de hemeroteca y el líder del PSOE miró hasta en la prensa de 1983.Una batalla dialéctica en la que ambos fueron los ganadores según los suyos. Golpes a diestra y siniestra. Dos países distintos... Lástima que el más realista nunca coincida con el que está en el poder.

   ¿Saben que me sorprendió del debate de ayer, de la primera de las dos jornadas de este debate? Que quedase tan patente que no todos somos igualmente tratados. No son iguales los que votaron al Partido Popular y al Partido socialista, que los que votaron a Izquierda Unida, porque mientras a los primero los escuchó todo el hemiciclo, las posturas de los portavoces de otros grupos parlamentarios con menos representación fueron oídas por muchas menos personas, y es que al terminar la parte del discurso que los medios convencionales retransmitieron íntegramente (combate PP vs PSOE) muchos diputados de estos grupos empezaron a ausentarse. Al final algunos casi que hablaron para las paredes del congreso. Una falta de respeto y una señal más de que esta democracia lo es más en la teoría que en la práctica. Una señal más de que ellos (la mayoría de componentes de los grandes partidos) van allí a soltar su discurso, a enfrentarse, a no quedar mal y les importa entre poco y nada lo que digan los otros grupos. Como esos padres que van a ver las actuaciones que sus hijos preparan con el colegio para el final de curso y cuando termina la función de su hijo se van sin ver las demás. Al final los últimos en actuar se van a casa tristes y desanimados porque se ha vaciado medio salón de actos y solo esperan sus padres para verlos. De vergüenza. Y la minoría que nos quedaba se someterá a la disciplina de voto…

   El estado de la nación evidentemente depende de los ojos con que la contemples, de la comida que comas y de la casa y la cama en la que te acuestes, porque por muy alta que sea nuestro grado de empatía, cada persona tiene su perspectiva. Seguro que yo puedo asegurar que nuestra situación es lamentable y que el estado de la nación se podría catalogar de putrefacto, pero ni paso frio ni paso hambre. Seguro que un hombre que vive en la Moncloa, al que le dan los buenos días con encuestas positivas, los jóvenes de “Nuevas generaciones” entre otros patrióticos le vitorean y cuatro guardaespaldas y no sé cuántos policías lo alejan de la realidad se llega a creer el mismo, que debemos estar felices y agradecidos.