Dicen que el hombre es el único animal que
tropieza tres veces seguidas en la misma piedra y se dice con fundamento. Hace
unos días Rajoy tuvo la torpeza de decir en una entrevista concedida a RNE que no sabía si las concertinas
causaban daños personales, que desde luego no pretendía poner en riesgo la
integridad física de nadie y que , por ello, había encargado un informe. Las
concertinas, con ese nombre tan armonioso que tiene, no son otra cosa que esas
cuchillas que han regresado a lo alto de la valla de melilla. Por no dejar que
fuera solo el presidente el que dijera una soberana tontería en lo que a este tema respecta hoy Morenés,
ministro de defensa aseguraba hoy que
las cuchillas tienen un objetivo y efecto disuasorio, (da miedo verlas, eso es
cierto) y que,en el peor de los casos, solo causarían heridas leves. Es para invitar al ministro y al
presidente a saltar. Que hay un trasfondo de línea dura y una intencionalidad clara de que no pase
nadie se vulnere lo que se vulnere parece más que claro pero que nos intenten
colar estas mentiras tan burdas y hagan este tipo de declaraciones significa sencillamente
que nos toman por tontos. Otra opción es que de verdad se crean lo que han
dicho, sería realmente preocupante, pero yo no les llego a otorgar ese grado de…tontura.
(Dejémoslo en eso, aunque sé que igual algunas palabras peor intencionadas y malsonantes encajarían mejor en el final de la
frase anterior.).
El sueño de aquellos que pueden ver como su
carne se desgarra al encaramarse a las cuchillas de acero parece ser la
pesadilla del ejecutivo, atravesar la valla y optar a determinadas condiciones
de vidas, albergar ciertas esperanzas de cara al futuro, a desarrollar una vida bajo unos mínimos de respeto y
dignidad y quizá , a largo plazo y en lo más recóndito y profundo de sus sueños
hayan pensado alguna vez en obtener la nacionalidad española...En estar de
manera totalmente legal al otro lado de
ese muro de alambre, al otro lado de esa línea que separa territorio, que
separa dos mundos completamente diferentes.
La nacionalidad Española es lo que
pretendía obtener un ecuatoriano con
un sesenta y siete por ciento de
discapacidad residente en Almería. La audiencia nacional se la ha denegado
alegando que el no poder comunicarse por medios escritos en español y el
desconocimiento de cuestiones tales como quién es Mariano Rajoy o las
comunidades autónomas ponen de manifiesto un insuficiente grado de integración y escasos vínculos con España, cuestiones
elementales del país del que pretende ser nacional y su sociedad. Un test de españolidad…Seguramente no se pierda mucho al
no conocer a Mariano pero…esto da pie a una pregunta ¿Si el sujeto, dada su
discapacidad no tiene ciertas habilidades (porque en este caso desconozco si
con ese grado de discapacidad puede o no tener ciertos conocimientos) podemos,
por ello, privarle de ciertos derechos? Si la respuesta es afirmativa no solo
seríamos un país que recorta en ayuda a la dependencia sino un país que “da ejemplo de solidaridad” privando de
derechos a un dependiente, por no encontrar manera de concederle la
nacionalidad agarrándose a ninguna de las cinco vías dispuestas a tal efecto.