martes, 26 de noviembre de 2013

Fronteras y nacionalidades

    Dicen que el hombre es el único animal que tropieza tres veces seguidas en la misma piedra y se dice con fundamento. Hace unos días Rajoy tuvo la torpeza de decir en una entrevista concedida  a RNE que no sabía si las concertinas causaban daños personales, que desde luego no pretendía poner en riesgo la integridad física de nadie y que , por ello, había encargado un informe. Las concertinas, con ese nombre tan armonioso que tiene, no son otra cosa que esas cuchillas que han regresado a lo alto de la valla de melilla. Por no dejar que fuera solo el presidente el que dijera una soberana tontería  en lo que a este tema respecta hoy Morenés, ministro de defensa aseguraba hoy  que las cuchillas tienen un objetivo y efecto disuasorio, (da miedo verlas, eso es cierto) y que,en el peor de los casos, solo causarían heridas leves. Es para invitar al ministro y al presidente a saltar. Que hay un trasfondo de línea dura  y una intencionalidad clara de que no pase nadie se vulnere lo que se vulnere parece más que claro pero que nos intenten colar estas mentiras tan burdas y hagan este  tipo de declaraciones significa sencillamente que nos toman por tontos. Otra opción es que de verdad se crean lo que han dicho, sería realmente preocupante, pero yo no les llego a otorgar ese grado de…tontura. (Dejémoslo en eso, aunque sé que igual algunas palabras peor intencionadas y  malsonantes encajarían mejor en el final de la frase anterior.).
    
     El sueño de aquellos que pueden ver como su carne se desgarra al encaramarse a las cuchillas de acero parece ser la pesadilla del ejecutivo, atravesar la valla y optar a determinadas condiciones de vidas, albergar ciertas esperanzas de cara al futuro, a desarrollar  una vida bajo unos mínimos de respeto y dignidad y quizá , a largo plazo y en lo más recóndito y profundo de sus sueños hayan pensado alguna vez en obtener la nacionalidad española...En estar de manera  totalmente legal al otro lado de ese muro de alambre, al otro lado de esa línea que separa territorio, que separa dos mundos completamente diferentes.

   
    La nacionalidad Española es lo que pretendía obtener un ecuatoriano  con un  sesenta y siete por ciento de discapacidad residente en Almería. La audiencia nacional se la ha denegado alegando que el no poder comunicarse por medios escritos en español y el desconocimiento de cuestiones tales como quién es Mariano Rajoy o las comunidades autónomas ponen de manifiesto un insuficiente grado de integración  y escasos vínculos con España, cuestiones elementales del país del que pretende ser nacional y su sociedad. Un test de españolidad…Seguramente no se pierda mucho al no conocer a Mariano pero…esto da pie a una pregunta ¿Si el sujeto, dada su discapacidad no tiene ciertas habilidades (porque en este caso desconozco si con ese grado de discapacidad puede o no tener ciertos conocimientos) podemos, por ello, privarle de ciertos derechos? Si la respuesta es afirmativa no solo seríamos un país que recorta en ayuda a la dependencia sino un país que  “da ejemplo de solidaridad” privando de derechos a un dependiente, por no encontrar manera de concederle la nacionalidad agarrándose a ninguna de las cinco vías dispuestas a tal efecto.