jueves, 1 de mayo de 2014

Motivos para el cabreo

   Es cierto y hay que reconocer que el efecto del  futbol es positivo. Más allá de que nos guste o no, es de las pocas cosas que consigue unir a tanta gente en torno a unas aspiraciones comunes, que tanta gente confraternice entre sí, que hace que tanta gente desconecte y se olvide, aunque solo sea por un ratito de los problemas cotidianos. Hoy la victoria del Real Madrid frente al Bayern protagonizaba  las conversaciones. Sin embargo  y pese que las válvulas de escape como estas sean más que necesarias, pese a que la pasión futbolística, que algunos ni compartimos ni disfrutamos, consiga sacar unas sonrisas, no es motivo para que dejemos de estar cabreados, porque, desgraciadamente, hay motivos de sobra para ello.

  Nos podemos cabrear porque Rajoy, Santamaría, De Guindos y Montoro digan estar felices y satisfechos porque diversos indicadores económicos hacen patente la recuperación. Uno escucha la radio o la tv, oye hablar de la EPA del primer trimestre y no sabe si el paro ha aumentado o ha disminuido, porque cambian los criterios, porque la población activa ha disminuido fruto de que hay quien desiste y hay quien se ha visto obligado a irse. Se está creando empleo precario y temporal a un ritmo lento, pero es que también se está destruyendo. Total que, con las actuales previsiones optimistas del gobierno, que promete 600.000 empleos en dos años hasta 2018 no se alcanzarían los niveles de paro de 2011, cuando el PP llegó al poder.

   En otro orden de cosas podemos lamentarnos por la excarcelación de narcotraficantes que, fruto de la abolición impulsada por el PP de la justicia universal, aprobó en pleno la audiencia nacional  o del rechazo  definitivo del mismo órgano a la extradición de Billy el Niño a Argentina, único lugar que ha tenido la sensatez de Juzgar lo que nuestro país no ha sido capaz. En otro artículo lo comentaba, ya no es solo que nuestra Justicia no ayude o colabore en el esclarecimiento de estos casos de torturas, sino que obstaculicen porque, dicen, las torturas de las que están acusados no pueden ser consideradas genocidio y los delitos han prescrito .


  Y cabe también volver a sentir asco por la especie humana al recordar que aún hoy se mantiene vigente, es bien acogida entre sectores de la población, la pena de muerte. Y nos acordamos hoy al leer una noticia “Una chapuza reabre el debate sobre la pena de muerte en Estados unidos”. Resulta que un fallo en el método, la aplicación o la composición de la inyección letal que le aplicaban a un preso termina con la muerte de este de un infarto tras sufrir cuarenta minutos de agonía. Repulsa solo pensar que la muerte, que la eliminación de un ser humano sea una pena aplicada por la justicia de países que se proclaman avanzados. No sé a ustedes, pero a mi hoy esto me ha revuelto el estómago.