lunes, 25 de noviembre de 2013

Cortemos por lo sano y desde el principio

     Hernando, Lamela o Fabra son algunos de los nombres del día. El primero, portavoz del partido popular en el congreso, ha dicho hoy que las víctimas del Franquismo actúan básicamente por  y para conseguir subvenciones. A la empresa del segundo, imputado por participar en el proceso de privatización y lucrarse con ello, le ha encargado el ministerio de sanidad la privatización encubierta de los hospitales de Ceuta y melilla. Al último le han caído hoy cuatro años por cuatro delitos contra la hacienda pública, aunque con atenuante la sentencia se queda a la mitad (ojo, que por un tartazo te condenan a nueve) y posiblemente ni pise la cárcel. Se podría decir mucho más sobre cada uno de los casos, pero no pretendo dedicarle hoy más espacio ni más tiempo a ninguno de estos personajes.


   No se si ustedes lo habrán escuchado en alguna emisora de radio pero el nuevo spot contra la violencia de género es realmente  conmovedor, aunque no creo que esa sea la palabra. Un corte en el que se escucha a un hombre dedicando palabras cariñosas a una mujer que solloza de fondo, tras, deduciéndolo de las palabras del hombre,  haber sido maltratada. Hoy, 25 de noviembre es el día mundial contra la violencia de género. Uno de esos días mundiales que ojala no se tuviesen que “celebrar”. En lo que va de año han sido asesinadas sesenta y nueve mujeres a manos de sus parejas o ex parejas. La violencia de género como epidemia, con unas cifras realmente brutales. Año tras año se repiten las secuencias, las escenas y los casos de maltratos agresiones y asesinatos. Una epidemia que afecta a países en todas las situaciones, resaltando titulares como este: Una de cada tres mujeres ha sido agredida por su pareja en Latinoamérica,  o aquí en España Euskadi registra cada día más de trece agresiones contra mujeres.

    

    Un problema histórico cuyas causas profundas no terminan de calar entre la población. Y es que, se repite una y otra vez, la agresión no es algo que surja de un día para otro. Se precisa de un proceso normalmente largo y continuado del que la víctima o no se da cuenta o no quiere darse cuenta. Camuflando los celos y el espíritu posesivo y de dominación  bajo  el amor, alimentando los roles sexistas, asumiendo colectivamente lo inasumible llegamos a situaciones  que no tienen  vuelta atrás. Porque todo empieza por el control sobre lo que lleva o no lleva puesto la novia, continua por el control del móvil y de las amistades, comienza por una represión camuflada y para algunas imperceptibles.  Hemos de inculcar  esto a los niños desde pequeños, educarlos en la igualdad y suprimir  tópicos y estereotipos, que los tenemos hasta en el diccionario...y si no, fíjense en algunas de las acepciones de masculino y femenino. Todo esto en la teoría queda muy  bien, pero si, en el fondo, no acabamos de asumirlo nada de esto funciona. Porque ojo, esto no es solo cosa de hombres, esto es cosa de todos. Hay mujeres que asumen y defienden la “posición” histórica y tradicional  de la mujer. Como prueba el reciente y polémico libro de la autora italiana “cásate y se sumisa” que, siguiendo la doctrina de la iglesia y la derecha de toda la vida, también contribuye. Un libro en el que  muestra como la mujer debe ser para  contentar a Dios.exhibiendo su belleza para contentar al hombre, sin llevarle nunca la contraria...amén de otras muchísimas  vergonzosas y denigrantes lindezas  y burradas sobre las que podría escribir varios artículos. Un libro que, hasta el propio gobierno, Ana Mato concretamente  ha pedido que se retire por constituir  una falta de respeto hacia la mujer. 

   Sesenta y  nueve víctimas mortales, asesinatos irracionales  que han ido apareciendo en pequeños cortes en los telediarios, miles de víctimas de maltrato físico y  psicológico  que forman parte de esta lacra social que es la violencia de género. Una lacra que tenemos que combatir entre todos a través de la conciencia, la educación y la sensibilización, un  sinsentido  cuya solución pasa , en primer lugar, por que asumamos  y le demos la importancia y el calado que se merece.  Ninguna muerte tiene sentido, ninguna muerte  ni maltrato será nunca útil, pero si al menos  las víctimas o familiares sienten que  se toman medidas y se aboga por una eficaz política de prevención (recortando  en los asistentes como se está haciendo actualmente dudo  que se consiga) para evitar  que la  cifra de las listas del maltrato, independientemente de cuál sea su final,  no sigan engordando, seguramente puedan sentirse algo mejor.

PD..Disculpen el fallo técnico que hace imposible leer el texto en el formato original en el que lo he redactado y lo convierte todo en mayúsculas.